ENTENDER O NO ENTENDER

Supongamos que una tarde de un día cualquiera, cuando desconectar y relajarse se convierten en una necesidad, cambiamos el gesto, el humor, el atuendo, y nos damos una tregua.
Dependiendo de las costumbres, la economía, y las ganas de cada uno, nos organizaremos de manera diferente, pero estoy segura de que casi todos haremos algo en común: darnos un paseo, relajados, por la playa o la calle, por delante de tiendas, librerías, bares y ...galerías de arte. ¿Y por qué no entramos?
Ante una tienda de ropa, por ejemplo, nos paramos, miramos el escaparate, entramos, preguntamos por tallas y precios, nos probamos lo que nos apetece y, si no nos interesa nada, nos vamos. No nos sentimos obligados a comprar, ni necesitamos ser unos entendidos en alta costura, ni conocer las últimas tendencias de la pasarela de Nueva York, Milán o París para probarnos varios modelitos y marear a los empleados, ¿verdad?. Pues una galería de Arte es una tienda como cualquier otra, donde deberíamos entrar sin reparos de ningún tipo, sin pensar si entendemos o no entendemos de pintura, de escultura o de lo que sea que se exhiba. Y lo que veamos, nos gustará o no, nos emocionará o no, nos interesará o no, pero nadie nos obliga a comprar, ni nos somete a examen cultural alguno.

Una exposición viene a ser una puesta en común entre el artista y el resto del mundo. El autor quiere, desea, necesita que los demás participen de su creación, que su obra sea vista, que nos provoque algo que haga que nos detengamos y veamos. Y siempre merece la pena detenerse, porque si nos interesa, nos reportará sensaciones y curiosidad, nos quedaremos con el nombre, querremos saber más sobre la trayectoria profesional y vital del autor. Y si no nos gusta, empezaremos a ser selectivos, estaremos igualmente aprendiendo, tendremos capacidad de crítica, en fin, cultura. Así que, por entrar, preguntar y volver loco al galerista, que no quede.
Si visitamos museos y galerías, y echamos un vistazo a los libros de arte, cada vez conoceremos más qué ocurre dentro de ese mundo mágico que sólo nos reserva emociones y placer. ¿No vamos al cine y nos tragamos un bodrio que nos parecía que podría estar bien, o salimos encantados después de ver una película que apenas se ha promocionado y de cuyo protagonista ni siquiera habíamos oído hablar? Pues con las mismas entramos a ver la exposición de Futanito, la de Menganita, la colectiva de al lado de casa y la del inigualableartistaderrenombreinternacional que está en boca de todos. Vamos a verlo todo y siempre con la misma predisposición, relajados, sin inseguridades ni prejuicios.
Los precios, para todas las economías, entre la cotización de Van Gogh y la de un novel, existe un amplísimo margen que nos permitirá adquirir originales sin problemas. Además, muchos artistas hacemos obra gráfica en ediciones numeradas y firmadas que siempre tienen buenos precios. Aconsejo darse una vuelta por Estampa (Madrid), una magnífica feria de arte gráfico.

Lo importante es dejarse de "...Yo, es que de pintura no entiendo" y empezar a ver. Nuestras opiniones sobre cualquier evento artístico serán cada vez más válidas a medida que el Arte forme parte de nuestra vida cotidiana y entonces compraremos pintura, dibujo, escultura y grabados, como ahora compramos discos, libros o casas. O, es qué la Música, la literatura y la arquitectura no son Bellas Artes también? No me parece a mí que para adquirir lo último de Alejandro Sanz, o de Benedetti, haya que conocer a fondo la vida y obra de Giusseppe Verdi, ni la influencia de Cervantes en la generación del 27. Ni para comprarse un apartamento, la huella dejada en Europa por la Bauhaus. Pues eso.

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