NAMELESS NO PUEDE SINO SEGUIR ADELANTE.
Cuando terminó el pasado viernes día 12 la campaña de crowdfunding sin haber conseguido la financiación necesaria para publicar este maravilloso libro, decidí tomarme el fin de semana para reflexionar sobre el futuro de este proyecto.
Padezco de optimismo, idealismo y varios ismos más, pero a estas alturas de mi deambular por el planeta, aunque me jode porque entorpece manejarse en esta sociedad, lo acepto; como acepto que envejezco y que no termino de dar el tipo para desfilar en la Cibeles Fashion Week.
Pero no lo ignoro. Mi quijotismo me ha ocasionado serios disgustos y el altruismo mantiene una línea muy delgada de separación con la ingenuidad. Si a esto le añadimos que soy una creativa y una ariana persistente, la garantía para la frustración no caduca nunca.
Conociéndome, mis reflexiones versaban más bien sobre la aceptación:
Ya está, lo has intentado, a ti te parecerá maravilloso pero dista mucho de parecérselo a los demás. Se realista, ¿qué puedes hacer tú realmente por esos niños? Pon a la venta los retratos y lo que consigas, lo donas. ¿A qué te metes? Y otras lindezas que me niego a hacer públicas.
Ya está, lo has intentado, a ti te parecerá maravilloso pero dista mucho de parecérselo a los demás. Se realista, ¿qué puedes hacer tú realmente por esos niños? Pon a la venta los retratos y lo que consigas, lo donas. ¿A qué te metes? Y otras lindezas que me niego a hacer públicas.
Continuar adelante supone relegar otros trabajos e intereses, dedicar gran parte del tiempo a dar a conocer el proyecto a posibles patrocinadores, a su difusión, a la organización de eventos y a mantener actualizada la información sobre los pasos dados y los avances.Y... ¿para qué seguir? Si no se consiguió...pues no se consiguió¡¡¡
Pero mientras Maricruz, mi alter-ego sensato disfrutaba vapuleándome, me llegaban (por Facebook y por mail, no pensarse que oigo voces…que también...) mensajes de cariño, halagos y sugerencias amables de mecenas del proyecto que me animaban a seguir juntos y a conseguirlo.
Pero mientras Maricruz, mi alter-ego sensato disfrutaba vapuleándome, me llegaban (por Facebook y por mail, no pensarse que oigo voces…que también...) mensajes de cariño, halagos y sugerencias amables de mecenas del proyecto que me animaban a seguir juntos y a conseguirlo.
Y recordé cómo había comenzado esta aventura llamada NAMELESS.
Cuando a finales del verano pasado, después muchos días de sentir una profunda tristeza, dolor e impotencia por las noticias que nos llegaban un día sí y otro también sobre los miles de refugiados por la guerra de Siria que se ahogaban sin remedio en el Mediterráneo intentando llegar a Europa, y de no comprender por qué no se hacía nada a nivel político, publiqué este post en Facebook, que marcó el inicio de mi denuncia plástica.
Salvar la vida...
Poner a salvo a los hijos...
Qué no nos toque emprender la huida ¡¡¡
Qué no nos toque ¡¡¡.
Tan sólo, salvar la vida…
Me afectaban especialmente las imágenes de los críos que no saben nada de intereses creados, ni de sinrazones varias. Imágenes durísimas de niños desolados sin identificar. Sin nombre ni dato alguno. Y comencé a dibujar a la primera niña a la que llamé Amal, después a Amira, a Bsma, Noor,... uno detrás de otro, les retrataba, les nombraba y les imaginaba una historia. Dotarles de identidad me fue tranquilizando. Como si a pesar de las noticias sobre su dramática situación, estuviese haciendo "algo" por ayudarles. La tristeza y el dolor continuaban pero la impotencia se mitigaba bastante.
NAMELESS me hacía bien
La ilustración de AMAL, que significa esperanza, en proceso.
Así que, convencida de que NAMELESS además de artístico, es un proyecto con efecto calmante que atenúa la indignación que pueda llegar a sentir cualquier ser humano de bien ante la falta de humanidad y de ética que los dirigentes políticos están demostrando para acabar de una vez por todas con esta barbarie, y devolverles a estos niños y a sus familias una vida a salvo de tanto horror, me decidí a compartirlo en un intento por sumar sensibilidades que hiciesen posible que además, se convirtiese en un proyecto solidario.
Decía mi admirado Oscar Wilde: "La buenas intenciones pueden tener valor en un sistema ético; pero en arte, no. No basta tenerlas; se ha de realizar la obra"
Decía mi admirado Oscar Wilde: "La buenas intenciones pueden tener valor en un sistema ético; pero en arte, no. No basta tenerlas; se ha de realizar la obra"
No queda sino volver a intentarlo.
Un proyecto como NAMELESS no puede sino SEGUIR ADELANTE.
Mil gracias a TODOS los que estáis haciéndolo posible¡¡¡
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